Ingeniería, Instalación y Desarrollo Solar

La AIE prevee un déficit de gas el próximo año en la Unión Europea

13-Dic 2022

La Agencia advierte de que la demanda de gas se incrementará el próximo año mientras que la oferta disponible caerá por la recuperación de China.

Europa está consiguiendo superar la primera crisis tras el corte del suministro del gas ruso, ya que está a las puertas del invierno con un nivel de gas almacenado en cifras récord (el 88,5% del total, diez puntos más que la media de los cinco años anteriores), lo que le da ciertas garantías de aguantar hasta primavera. Sin embargo, eso no significa el problema haya terminado y, es más, es muy probable que la situación se complique todavía más el próximo año y se prolongue durante los ejercicios posteriores.

De hecho, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) teme que el próximo año haya un fuerte déficit de gas en la Unión Europea que podría llevar a la paralización de parte de la industria a no ser que se tomen nuevas medidas para atajar el consumo y mejorar el suministro, de acuerdo con el informe ¿Cómo evitar cortes de gas en la Unión Europea en 2023?

En concreto, la AIE calcula que el próximo año la demanda base (es decir, sin los planes de ahorro energético) alcanzaría los 395.000 millones de metros cúbicos, frente a los 360.000 millones de metros cúbicos esperados para este año, debido a una posible bajada de temperaturas (el otoño de 2022 está resultando "inusualmente" suave), la reactivación de la industria y las exportaciones de gas a Ucrania y Moldavia para contrarrestar los cortes del suministro ruso, al tiempo que la oferta de gas en el mercado se reducirá por el corte del suministro ruso y la reactivación de la demanda china, que absorberá parte de los flujos que actualmente van hacia Europa. Todo ello generaría un desfase entre la oferta y la demanda de 57.000 millones de metros cúbicos, de los que poco más de la mitad (30.000) estarían cubiertos con el plan de ahorro energético europeo, mientras que los otros 27.000 requerirían "acciones adicionales".

"Este invierno parece que estamos fuera de peligro", salvo por, quizá, "algunas magulladuras sociales y económicas", pero "la crisis no se ha acabado y el año que viene puede ser mucho más difícil que este", señaló el director ejecutivo de la AIE, Fatih Biral, que describió la situación como "la primera verdadera crisis energética global".

La AIE reclama actuar en cinco vertientes para evitar una grave crisis del gas el próximo año: la eficiencia energética, el despliegue de las energías renovables, el cambio en el comportamiento de los consumidores, una mejora del suministro del gas y la electrificación de la calefacción. El gran problema es que estas medidas "urgentes" que permitirían ahorrar gas de forma rápida, en un plazo de uno o dos años, suponen "una inversión de 100.000 millones de euros", si bien también "preparan el terreno para obtener mayores ganancias a lo largo de la década actual".


Ahorros

Más en detalle, el texto señala que la principal fuente potencial de ahorro de gas es la eficiencia energética, que podría evitar el consumo de 8.000 millones de metros cúbicos de gas al año, seguido del despliegue de renovables, con 7.500 millones.

En este primer apartado, defiende acelerar las reformas en los edificios para mejorar su eficiencia energética, sustituir el alumbrado público y privado menos eficiente, impulsar programas para rehabilitar los edificios (y, fundamentalmente, su aislamiento), dar apoyo financiero a estos fines, priorizar la rehabilitación de los hogares vulnerables, desplegar tecnologías inteligentes para mejorar la eficiencia en la calefacción y en la refrigeración, mejorar la eficiencia de los edificios públicos, optimizar la eficiencia energética del suministro de agua y su depuración, impulsar medidas de ahorro energético en las pymes y en la industria y buscar sustitutos al gas, creando una ventanilla única administrativa que acelere este tipo de inversiones.

En el segundo apartado, reclama reducir el tiempo necesario para la concesión de permisos para la construcción de renovables, reducir los obstáculos para los proyectos a pequeña escala (por ejemplo, en el tejado de un bloque de viviendas), aumentar la confianza de los inversores con mejores sistemas de subastas y planear la construcción de las redes eléctricas de forma que permitan integrar rápidamente las energías renovables que se desplieguen en el futuro.

Por otro lado, hay otros elementos que también permitirían mejorar la seguridad energética, si bien con menor intensidad. Como el cambio en los patrones de consumo permitiría ajustar hasta 5.000 millones de metros cúbicos de gas al año, mientras que las mejoras en el suministro aportarían 4.500 millones de metros cúbico y la electrificación de la calefacción en los hogares, otros 2.000 millones de metros cúbico. Entre las medidas incluidas en el primer apartado se encuentran un ajuste de los termostatos en los edificios públicos adicional al ya aprobado, ligándolo quizá al suministro de gas o al precio de la factura eléctrica, o desplegar instrumentos que permitan informar a los consumidores en tiempo real del consumo de sus electrodomésticos y su coste. En el segundo, habla de inversiones para la exportación y reexportación de gas en países fuera de Europa, principalmente en África, introducir nuevos biogases en el mix, acelerar la transición al hidrógeno verde o impulsar las compras conjuntas de gas para aliviar los precios. Y en el tercero, defiende una rebaja de los impuestos a la electricidad para hacerla más competitiva frente al gas.

Fuente: Expansión.com

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